26.11.17

La vida en Angoulême: La biblioteca de Julie

Hace un mes estoy en Francia, haciendo una residencia de novela gráfica en la Maison des Autors de Angoulême. La que aquí es mi casa, es una construcción de principios de siglo XX, de cuatro pisos, con fachada de piedra, escaleras de madera, sótano y buhardilla. Una casa grande y bonita que solo habito yo y un montón de libros, mal contados deben ser unos ochocientos o más, en su mayoría (digamos el 85%) son novelas gráficas.


La biblioteca la constituyen cuatro muebles: tres muy altos y uno más bajo que está cerrado con llave, pero que permite ver lo que está en su interior. Ahí, por ejemplo, está guardado un Gran Premio del Festival de Angoulême, que curiosamente está junto a una edición vieja y pequeñita de Nobody's perfect Charlie Brown de Schulz; también hay varios libros de filosofía, desde Aristóteles hasta René Girard, y un montón de literatura, entre ellos la obra completa -o casi- de Shakespiare, Virginia Woolf, Sarah Waters y Anne Scott.

En el resto de muebles están las novelas gráficas, hay desde clásicos como Tintín, Corto Maltés y Sampé, hasta manga, biografías, superhéroes (más bien pocos) y libros más experimentales, por ejemplo un cómic para ciegos hecho con texturas. También -creo que es intencional- hay muchas obras hechas por mujeres, un montón! Y muchos libros que abordan temáticas queer y otros que exploran distintas capas de las relaciones de pareja. En mi cuenta de Instagram estoy posteando algunos de mis libros favoritos con la etiqueta #BibliotecaDeJulie.

También hay varias películas, entre ellas la saga completa de Star Wars, todas las de Xavier Dolan, todas las de Almodóvar, todas las de Hayao Miyazaki y toda la serie Queer as folk. También hay tres guías de viaje: a Roma, a Montreal y a Irlanda...



La casa y los libros son de Julie Maroh, una historietista muy talentosa que ganó reconocimiento con Azul es un color cálido, su primera novela gráfica, un libro que recibió muchos premios, que se tradujo a un montón de idiomas y del que su adaptación al cine ganó la Palma de Oro en Cannes.

Al principio fue intimidante vivir aquí, pero con los días he descubierto una dimensión más cotidiana de Julie. Riego sus plantas, prendo el deshumificador del estudio dos veces por semana, cuido de rayones el mesón de la cocina, sacudo el polvo, recibo su correspondencia, descubro pelos y juguetes perdidos de su gato...



Las conversaciones inexistentes que tengo con Julie, tienen mucho que ver con una idea que amo y con el proyecto que me trajo a Francia: la relación que establecemos con las cosas y cómo éstas nos constituyen. George Perec lo explica así:

 "El tiempo que pasa (mi Historia) deposita residuos que van apilándose: fotos, dibujos, carcasas de bolígrafos, rotuladores ya secos desde hace tiempo, carpetas, vasos perdidos y vasos no devueltos, envolturas de puros, cajas, gomas, postales, libros, polvo y chucherías: lo que yo llamo mi fortuna."

Estar cerca a esta biblioteca, además, me ha dado algunas certezas sobre el oficio de dibujar narraciones gráficas, por ejemplo, lo útil y necesario que resulta leer literatura y cultivar los gustos solitarios... Aprender más y más de esas cosas que a uno le gustan porque sí y que al final tienen todo que ver con las historias que uno quiere contar...

Y así paso las noches en Francia, con el pretexto de limpiar el polvo cada noche desocupo un nivel de la biblioteca y hojeo con calma cada uno de los libros... Así sé que no paso por alto ninguno.

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